Por Iván Peralta
Chocolate
Con la abuela lo doblaron… por más de un año se pensaba que a Marlon Botas la prisión de sus padres lo orillaría a entregarse a la justicia, pero no fue sino hasta este viernes, un día después de que fuera cateado el domicilio de su abuela en la ciudad de Mérida, Yucatán, cuando finalmente se dobló.
Aunque físicamente no fue aprendido por la Ministerial, como se especuló, si fueron las últimas actuaciones de la Fiscalía General del Estado (FGE) las que lo obligaron a entregarse a las autoridades que lo buscaban desde hace más de un año.
Se sabe que antes de llegar por su propio pie a las oficinas de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Veracruz, Marlos pasó las últimas semanas a salto de mata en el estado de Morelos y se presume que, precisamente, era su abuela desde la península yucateca quien lo financiaba desde que decidió darse a la fuga.
La titular de la CEDH, Namiko Matzumoto, se encontraba en un evento organizado por el IVAI en las instalaciones del Orfis, regresó antes del mediodía y fue informada que en las oficinas de la calle Pico de Orizaba, en el fraccionamiento Sipeh Ánimas, se encontraba Marlon, quien llegó por su propio pie para entregarse.
Matzumoto Benítez habría telefoneado a la fiscal Verónica Hernández Giadáns para darle la noticia.
A raíz de que la noticia corrió como reguero de pólvora, se especula si con esto, los padres del presunto homicida recuperarían su libertad. Nada más alejado de la realidad.
La noche en que Marlon habría agredido a Monse Bendimes, Marlon llamó a sus padres, quien es le ayudaron a limpiar la escena de lo que días después se convertiría en homicidio y habrían sido ellos quienes la llevaron a un hospital, donde literalmente la abandonaron.
Los padres y Marlon enfrentan a la justicia por homicidio y no por encubrimiento, pues hay que recordar que apenas en la Legislatura se discute una iniciativa presentada por la diputada Anilú Ingram para tipificar como delito la ayuda de familiares para que un presunto agresor evada la justicia.
Conchas
La Fiscalía General del Estado de Morelos confirmó que Juan Carlos “N” y/o Greek “N”, el feminicida de Facebook, tenía más de 20 perfiles en dicha red social y es investigado por estar relacionado en, por lo menos, 7 asesinatos de odio contra mujeres, a quienes enganchaba ofreciéndoles sueldos atractivos.
En rueda de prensa, la fiscal especial contra feminicidios, Fabiola García Betanzos, explicó: “La investigación que tenemos aquí, y esto es importante, la investigación cibernética que se realizó por parte de esta Fiscalía arrojaba que en varios perfiles diferentes están operando de la misma forma”.
La funcionaria morelense añadió que su modus operandi los hace pensar que su constante actividad puede indicar que forma parte de una red de trata: “Que nos hace pensar que también pudieran estar relacionados con una red de trata de la que este sujeto pudiera ser parte; sin embargo, en el caso de Evelyn, él actuó solo. ¿Más o menos cuántos perfiles tienen el indiciado de esta manera en Facebook?, aproximadamente unos 20”.
A su vez, el fiscal general Uriel Carmona Gándara explicó que por el momento no se ha definido dónde será juzgado el presunto feminicida, el cual está detenido en la cárcel de Pacho Viejo, en el municipio de Coatepec, pero dijo que el feminicidio de Evelyn en Cuautla está plenamente acreditado con pruebas, adelantó.
Carmona detalló que “la comunicación que tenemos con las fiscalías de Puebla y Veracruz es que cuando menos hay entre cuatro y siete casos más, en los que este sujeto pudiera estar relacionado con delitos graves que tienen que ver con feminicidio y con delitos sexuales”.
También puntualizó que está por definirse si el presunto feminicida del Facebook enfrenta proceso legal en Veracruz o en Morelos, eso dependerá del acuerdo entre ambas fiscalías y también de cuál de ellas tiene un caso mejor armado para ponerlo frente a un juez.
Cabe señalar que los feminicidios en los que se ha acreditado su participación son el de Evelyn Afiune, de Cuautla, Morelos; de Viridiana Moreno Vázquez, desaparecida en Ciudad Cardel, Veracruz, y Miriam Prado García, de Córdoba, Veracruz, según las primeras pesquisas.